Hace algunos años el clima del estado de Morelos era calificado por uno que otro romántico como casi mediterráneo. Debida y sabrosamente templado y lo suficientemente húmedo como para que la vida brote con singular contento por todos lados. Pero la verdad -no me crea- dicen los libros de geografía; es que el clima en Morelos -sobre todo con el paso del tiempo y vía el descontrol total de los patrones cíclicos del planeta- es más bien tropical. Sin mar pero siempre cálido y con una larga temporada de lluvias. No es raro entonces deducir porque Morelos parece ser capital mundial de los alacranes. Sin ofender.
La Secretaria de Salud reporta más de 15 mil piquetes al año; de los que el 80% pueden presentar complicaciones y casi la mitad; provocar la muerte.
De la familia de los arácnidos, es el alacrán el que provoca más muertes en el país que otros animales ponzoñosos de mayor tamaño como las arañas y las mismas serpientes venenosas.
Totalmente ambientados en la entidad por el clima cálido y los altas concentraciones de humedad; la especie nativa del territorio; ese alacrán grandote y güerito- posee un veneno particularmente toxico, cuyos mecanismos una vez que entran en el torrente sanguíneo -variando en intensidad de persona a persona- pueden afectar directamente al sistema respiratorio, circulatorio y nervioso, llegando en apenas minutos a provocar la muerte; sobre todo en niños pequeños, adultos mayores, personas con sistema inmunológico bajo ( los enfermos crónicos o quien recién ha pasado por cirugías o tratamientos médicos demandantes).
Para hacerle frente al problema la Secretaria de Salud Morelos ha lanzado el programa “pabellones medicados” en municipios que presentan mayor incidencia de picaduras como es el caso de Jantetelco, Jonacatepec, Ayala y Tenextepango.
El programa consiste en el reparto y fomento del uso de pabellones adicionados con un piretroide; una especie de insecticida que mata efectivamente a casi cualquier insecto que intente traspasar la tela. El uso de estos pabellones; contribuye además; a evitar el contacto directo con alacranes y otros insectos peligrosos como las chinches de chagas y los mosquitos transmisores de dengue.
En cualquier caso, te encuentres o no en una zona donde abunden los alacranes, la prevención, la limpieza y el cuidado; lo son todo. Los alacranes, por ponzoñosos que sean, son parte de nuestro ecosistema y no podemos más que controlarlos y mantenerlos fuera de nuestro hogar.
Procura tener tu patio ordenado y limpio; sin basura ni acumulaciones de objetos o desperdicios como escombro o piedra; que son puntos idóneos para la reproducción de arañas y alacranes.
Aplica lo mismo en el interior. Sacude, limpia y cambia cosas de lugar constantemente. Pon atención cada vez que guardes y tomes ropa, zapatos, bolsas y mochilas; y rocía de vez en cuando un insecticida suave biodegradable o un tipo casa y jardín que en general; son menos agresivos que el resto de las presentaciones comerciales de insecticidas.
Si ya te picó, acude de inmediato a atención médica; y mientras; como abuela te doy el consejo: el ajo y la leche son efectivos a la hora de controlar la intoxicación, por lo menos hasta que tengas a la mano el suero anti alacrán. El ajo puedes ingerirlo como píldora y untarlo sobre la picadura.
Mantén al afectado cubierto con una manta ligera y evítale las corrientes de aire. Procura que no coma sólidos hasta que lo haya visto un médico y mantenlo en reposo. Generalmente, en los minutos inmediatos, el afectado puede no sentir otra cosa más que un dolor punzante y quemante en la zona de la picadura; sin embargo; vigílalo constantemente, pues los primeros signos de intoxicación grave se presentan tiempo después y empiezan con estornudos constantes, adormecimiento de las extremidades, irritación de nariz y garganta que se puede conjuntar con molestia en los oídos.
Si sientes que un bicho te ha picado o mordido, procura buscarlo y verificar lo que es. Si no lo conoces, trata de atraparlo y ponerlo en un frasco para que si el piquete empeora puedas llevarlo a tu centro de salud y averiguar de qué se trata.
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