Con mis hijas yo sí le exagero a la nota.
Cuando se trata de cuidar a Lucy y a Vale sí que me sale el oficial de Interpol que todos llevamos dentro. Y aunque Lucy ha trabajado desde los 17 y ambas llevamos toda una vida perfeccionando la técnica de cuidarnos solas; no dejo de preocuparme y darle mil recomendaciones. Se vive un mundo loco. Y casi todo puede suceder.
Lucy es desconfiada. Mucho. Desde chiquita. Y como a mí, le choca que la miren con insistencia y se pone loca paranoica con la gente desconocida. Le digo que no me parece tan malo con todo que sí que es exagerado. Es mejor estar atento. Prevenir
Y es que, casi el 70 % de los casos de desapariciones y la mitad de los secuestros tiene que ver directamente con motivos de explotación y trata de personas. Este lindo país, es uno de los mayores destinos de turismo sexual y uno donde se cuecen a gusto y sin el mayor problema; las mayores centrales de prostitución y pornografía infantil. Así de simple.
No nos queda más que cuidarnos y denunciar. Las redes de trata de blancas son inmensas y operan a distancias insólitas. Y no olvidemos que este asunto está ligado directamente al crimen organizado. El mismo problemón que a estas fechas nos ha rebasado.
Yo no tengo la fórmula ni para al menos reducir el impacto de esta terrible amenaza en nuestras familias; pero hace poco; leyendo sobre las propuestas para el control de la trata de blancas, encontré las iniciativas que se han convertido en ley en varios países europeos. Aquí se propusieron limitar la tolerancia a la prostitución; pues más de la mitad de los casos de tráfico de personas tienen fines sexuales; sin claro, dejar de lado el resto; que tiene que ver con esclavitud y compra venta de órganos, entre otros horrores.
En estos países, se implementaron planes de reinserción a la sociedad, de las personas que practican la prostitución y se empeñaron en aplicar las leyes a quienes participaban de la explotación o privación de la libertad. A esto se le agregó la tipificación de delito a la acción de pagar por un servicio sexual.
Sus cifras demuestran que después de estos cambios, se redujo gradualmente el consumo de productos sexuales, así como las opiniones de tolerancia hacia la explotación de las personas.
Pues bueno. Más vale cuidarse y echarnos un ojito unos a otros.
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