Mis embarazos y el de mi Lucy, afortunadamente fueron bastante; digámoslo; normales. Yo si le empaqué a la comida y en especial con Lucy me dio por picar rebanadas de sandia con chiles en vinagre. Pero nada más que eso, afortunadamente.
Lo que yo no sabía sino hasta mi segundo embarazo, es que hay una cosa que se llama preeclamsia; que es como un periodo de total desajuste del organismo de la que va a ser mamá; donde la presión sanguínea se dispara como el fallecido Challenger.
La presión alta es –en cada episodio – un estado crítico que puede afectar a cualquiera por situaciones ambientales o por ingestión de medicamentos, pero que por la facilidad que tiene para producir daños en los órganos; es de particular cuidado y riesgo.
La preeclamsia es como un periodo crónico de presión alta propio de las embarazadas que puede afectar gravemente al bebé; pero sobre todo a la madre; cuyo riñón, corazón o pulmón quedará comprometido.
Muchas mujeres que han padecido de preeclamsia durante su embarazo, desarrollan hipertensión o problemas renales de por vida. Y lo peor, que muchas de estas (10 de cada 100) no tenían un antecedente de presión alta, si no que desarrollaron el padecimiento durante el segundo trimestre del embarazo.
La mejor prevención es que no dejes de checar tu presión si estas embarazada y que lo hagas con anticipación si planeas quedar. También que cuides tu dieta poniendo atención a la sal y a las grasas saturadas y que procures ejercitarte ligero aun con un estomago gigante. No te confíes nunca.
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