jueves, 26 de agosto de 2010

Demos la mano...



A los afectados morelenses por la dura temporada de lluvias. Para ello se han instalado centros de acopio de víveres en las siguientes direcciones:


*Palacio de Gobierno. Calle Hermenegildo Galeana s/n Centro.


*Secretaria de la contraloría Francisco Leyva No. 11, Col. Centro


*Subsecretaría de ingresos. Blvd. Benito Juárez 725, Col. Las Palmas


*Centro de Control Vehicular. Av. Emiliano Zapata, No. 803, Col. Buenavista, Cuernavaca


(Todos con horarios hábiles de 8 am a 5pm)


Se sugiere:


*Alimentos no perecederos como enlatados y granos básicos


*Agua embotellada


*Artículos de higiene personal, papel higiénico, pañales, toallas sanitarias


*Botiquín básico, desinfectantes e insecticidas


*Ropa, mantas y colchonetas limpias.

martes, 10 de agosto de 2010

Educación para la vida...



Basado en la memoria autobiográfica An Education, de la periodista británica Lynn Barber; el cineasta británico Lone Scherfig dirigió Enseñanza de vida; una película que se hizo acreedora a una serie de premios alrededor del mundo, entre ellos la presea que otorga la prestigiada Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos. El óscar pues.

En la cinta, la actriz Carey Mulligan interpreta a una jovencita preciosa; particularmente inteligente y luchona; que se prepara con bríos para entrar -ay nomás pal’ gasto- a nada menos que la Universidad de Oxford. Fanática de los autores legendarios de la literatura beat y apasionada total del jazz y la chanson francesa, ve de pronto nublada su existencia, cuando se enreda en un romance de esos de cachetear banquetas; que poco a poco va subiendo de tonito hasta llegar a un clímax devastador donde los alegatos y las lagrimas terminan siendo lo de menos.

Como no pienso contarles las partes más jugosas de esta película- que la verdad está de rechupete- mejor les confieso que toda esta presentación pomposa, es mero pretexto para que hablemos un poco de lo que las mamás no quieren hablar. Por eso las abuelas tendremos que echarles la mano.

En la película, Jenny (la protagonista de la historia) se ve deslumbrada por un galán todo buen mozo, elegante y de mundo que le cumple sus gustos caros -tan propios de los intelectuales decía alguien de cuyo nombre no quiero acordarme- como las idas a los cafés de jazz, la alta costura del momento, los viajes -a Paris por supuesto- pero sobre todo, la experiencia en todo los campos.

A la buena niña Jenny, no le llegan por el lado de la historia de amor con príncipe azul y todo eso; pues ella es toda una damita fiera que no se fía de los cuentitos simplones de amor. Sin embargo, el principito en turno sabe cómo llegarle. Y eso es: ofreciéndole ese MUNDO, así con letras mayúsculas que la niña tanto sueña, desea y que; vía la fascinante figura de galán del susodicho; cree alcanzar con un atajo donde además la colma de promesas de amor maduro y sensual.

Por mucho que uno trate de ahorrarles los malos tragos a los retoños, la verdad es que; como de bebés; a veces -más a menudo de lo que quisiéramos- no queda más que dejarlos que azoten y ni modo; que se rompan toda la crisma si se la iban a romper. Seguramente aprenderán mejor que si les hubiera repetido el sermón todos los días, y acabarán entendiendo que no hay caminos fáciles ni formulas mágicas.

El asunto aquí es que la experiencia y eso que tanto quieren nuestros otrora cositas gordas y tiernitas a las que uno les pellizcaba los cachetes; y que uno nunca conocerá realmente; son cosas que ni puede usted garantizarles, ni ofrecerles en última instancia.

Más tarde que temprano, sus hijitos tomarán su camino y no habrá de otra más que se dediquen a madurar. En algún momento deberán conocer las cosas por sí mismos y sufrir (¡glup!) lo que tengan que sufrir. Lo único que debemos procurar es darles las enseñanzas que poseemos; formarles un criterio. Criarlos en lo posible con la justicia, honestidad y respeto, formando una relación con ellos lo más sana y estable posible; pues en un momento dado; ellos tendrán que sacar fuerzas de donde puedan.

La moraleja del cuento es: déjelos crecer. Seguramente ya lo ha encaminado lo mejor que ha podido y con eso basta. La labor tendrá sus frutos. De lo demás no nos queda mucho. Uno no puede asimilar ni enfrentar la vida por ellos, y eso créame no es ser una mala madre. De cualquier forma usted estará siempre ahí para apoyarlos.

Le recomiendo ampliamente “Enseñanza de vida”. Esa tremenda Jenny no me dejara mentir. Les dejo el trailer pa'que se animen -madres e hijas- a verla.

lunes, 2 de agosto de 2010

SB 1070. ¿y luego?




Las encuestas dicen que Los Estados Unidos es un país de veras intolerante. Que ha dejado de creer en la democracia y que ya le pesa su auto nombramiento de tierra de sueños y que odia; ahora sí, con odio jarocho; aquel decreto divino de destino ya no tan manifiesto.

Y de repente digo yo; filosofía barata de abuela; que está en su retorcido y enfermote derecho. Que aunque al mundo le cause urticaria- por lo racista del borlote, por el provecho malagradecido de la mano de obra o por lo que sea- poco hay mediante vía legal, más que ejercer presión diplomática, mediática y sí. Ciudadana, faltaba más. Echarles maldiciones gitanas por fascistas y replegarnos juntos a las noticas para seguir el curso de este horrible circo de tres pistas. Pero de ahí en fuera. La triste verdad es que no hay mucho que podamos hacer.

Es triste; y mucho, mucho más que eso, pero no encuentro a decir verdad las palabras; que nuestra propia tierra nos haya desterrado con miseria y descontento; y con inseguridad y hartazgo, de la vida plena y maravillosa que merecemos todos los hijos de esta tierra.

Ahora que las cosas se han puesto color de hormiga y hasta nos hemos ganado que nos vean como a la peste, cuando lo único que hemos querido ha sido progresar; no puedo evitar el hecho de volver a pensar que el problema tiene raíces que irremediablemente se asientan en nuestro propio territorio nacional.

Porque el progreso (siempre el maldito progreso) se encuentra tras una línea; que sin necesidad de vetos ni leyes racistas; no deberíamos tener la necesidad de cruzar.

Si sólo no necesitáramos ver a lo lejos un espejismo para poder crear nuestro propio oasis. Si la vida la tuviéramos al menos; lo humana y democráticamente posible; garantizada en nuestro país, otro gallo nos cantara.

¿Y que le puede cantar una abuela a una horda de políticos de la extrema izquierda cuya memoria histórica no soporta mas de 50 años de historia y sí irremediablemente deja al olvido más de 500 años de trasformaciones y aleaciones raciales?

¿O que le puede al desarraigado que de su propia tierra a sido despedido? probablemente nada más que volver a ser despedido y volver a ser azotado por la necesidad y la carencia.

Insisto en que el problema viene de aquí. No de nosotros pero de aquí. ¿Y que pienso que nos queda? La misma filosofía barata de abuela. Educación, amor, justicia, cultura. Templanza, fortaleza. Lo que tu puedas dar. De otros, no esperes nada.